sábado, 9 de diciembre de 2017

SAN MARTÍN DE ARTÁIZ - EL REPLANTEO.

SAN MARTÍN DE ARTÁIZ – EL REPLANTEO

Por Simeón Hidalgo Valencia (09 de diciembre de 2017)


Un grupo de estudiantes del colegio La Salle de Donosti han venido a estudiar “in situ” el arte románico de la comarca de Izaga y su profesor ha elegido las iglesias de Artáiz, Villaveta y Najurieta.

Para mí, que he sido también profesor y que he vuelto en esta mi etapa de jubilado a ejercer de tal, ha sido un placer el atenderles y transmitirles lo que he ido descubriendo de estos lugares, tras largas horas de observación silenciosa.

Aunque han venido a estudiar arte les advierto que en las intenciones del comitente de Artáiz no es tanto el arte lo que a él le interesa, cuanto el mensaje que sus numerosas tallas comuniquen a los visitantes que quieren ir más allá de lo puramente externo, pero al mismo obispo comitente de San Martín de Artáiz le atrae el oropel, lo externo, el boato y en sus ínfulas episcopales se ha hecho tallar en placa de piedra vestido de pontifical bendiciendo con su mano derecha y portando en la izquierda el instrumento utilizado para alinear la planta de la iglesia de este a oeste, que no es un báculo precisamente.

Y ya que no es un báculo episcopal, sino un instrumento de replanteo, que denota que el que lo porta es el constructor del edificio, me ha venido el recuerdo de la Escuela-Taller en la que trabajé y me he animado a realizar la ficha pedagógica del replanteo de la planta de la iglesia de San Martín de Artáiz.

Allá vamos.

Título: El replanteo de la planta de San Martín de Artáiz.

Pasos:

1º. Preparación de los materiales, útiles y herramientas necesarias: Dos varas con su ojo, el cordel de 12 nudos, ocho estacas, cordel para la zona circular y punzón, cal en polvo, arena, agua, plomada, paleta, artesa, azada.

2º. Colocación de la primera vara clavada en la tierra y sujeta verticalmente con masa mezclando arena, cal y agua. Esta es una operación que hay que hacer de antemano, previa a la salida del sol, que servirá de segundo punto de referencia, pues el primero será el propio sol.


3º. Alinear el sol con la primera y la segunda vara: Con el alba se espera la salida del sol con todo preparado, fundamentalmente la segunda vara con su ojo para que en el momento en que aparezca el primer rayo de sol sobre el horizonte hacer la operación de alinear el sol (nº 1), la primera vara que está fijada ya (nº 2) y la segunda (nº 3), que la moveremos hasta que los tres puntos de referencia estén en la misma línea. Una vez que coincida su alineación se procede a clavar y sujetar la segunda vara al suelo.

4º. Marcar el eje de la planta: Se unen, con un cordel a ras de suelo, las dos varas, numeradas con el 2 y el 3 y obtendremos el eje de la planta a partir del cual se realizarán los demás pasos. 

5º.  Sacar el perímetro de la nave: Para ello se empleará un invento antiguo de los egipcios. La denominada “cuerda de los doce nudos”. Cada espacio internudal tendrá la longitud de una vara.

Para sacar los cuatro ángulos de la nave procederemos de la manera siguiente:

El primer nudo de la cuerda lo aplicamos a la base de la segunda vara que está clavada en el suelo y dando tres nudos de longitud hacia la derecha doblamos la cuerda de manera que vaya paralela al eje de la nave, señalado con el cordel que une las varas clavadas, hasta llegar al nudo ocho, de manera que habremos empleado cuatro espacios internudales y de aquí los cinco espacios internudales restantes los llevaremos al encuentro del primer nudo que está en la base de la vara clavada.
Sin darnos cuenta habremos obtenido un triángulo rectángulo. El ángulo recto que se ha formado corresponderá a uno de los rincones de la nave. Clavamos en el mismo una de las estacas, indicando este punto con el número 4.
Realizamos la misma operación para sacar el resto de los ángulos de la nave y obtendremos un rectángulo al unir con cordeles las cuatro estacas que marcan cada uno de los rincones o ángulos rectos.
6º. Marcar la cabecera circular de la iglesia: Atamos un cordel a la vara primera que está clavada en el suelo (nº 2) y lo tensamos hasta llegar a una de las estacas que marcan los ángulos del este (nº 4) y colocamos una punta metálica o elemento que pinte haciendo coincidir este punzón con uno de los números 4 y procedemos a marcar la semicircunferencia correspondiente a lo que será el interior del ábside de la iglesia, siempre sin perder la tensión del cordel, empezando en el nº 4 del sureste y terminando en el nº 4 del noreste.

7º. Marcar el grosor de los muros: Prolongando los lados del rectángulo de la nave marcaremos con estacas los cuatro puntos exteriores resultantes de aplicar la misma medida para el grosor de los muros (Nº 5), por ejemplo una vara de grosor y procedemos a la colocación de los cordeles exteriores de la nave y a marcar en el suelo el exterior del ábside con el mismo grosor de los muros de la nave y con el mismo procedimiento realizado para el semicírculo interior.

Hasta aquí los pasos que daríamos para el replanteo de la planta de la iglesia, que como es fácil de ver estaría formada por un rectángulo (la nave) y un semicírculo (el ábside o cabecera).

Es lo que en su día se hizo allá bien entrado el siglo XII en uno de los equinoccios, quizás el de primavera, pues la iglesia de Artáiz está perfectamente orientada de este a oeste en esa época del año, como lo he podido comprobar desde el campanario de la torre. Esta es la operación que el obispo constructor de la misma bendice.

Si quisiéramos completar el replanteo con la situación de las ventanas oriental y occidental y con la puerta principal en la fachada sur daríamos los siguientes pasos:

8º. Marcar los vanos abocinados de las ventanas: Para situar correctamente en planta los dos vanos originales de la iglesia románica prolongaremos el eje de la misma hasta el exterior de los muros (puntos a y b) y marcaremos interior y exteriormente el punto del eje como referencia para, al levantar el edificio, abrir los vanos a la altura deseada para que el sol ilumine el recinto adecuadamente. Pero esto corresponde al replanteo en altura, no en planta. 

9º. Marcar la portada: Esta tarea sí corresponde al replanteo en planta y consiste en dar la medida proporcionada al vano de entrada y al grosor de la portada abocinada, teniendo en cuenta las tres columnas y el tímpano que la componen. 

Una vez terminado este trabajo básico podemos imaginarnos cómo quedaría la planta de la iglesia, que en nuestro caso la hemos realizado con unas medida interiores de quince varas en el eje longitudinal de la planta, de las que doce corresponden a la largura de la nave y tres al radio del semicírculo del ábside. La anchura de la nave es de seis varas. El grosor de los muros de una vara, salvo el de la portada que es de dos.
El vano de la puerta es de dos varas y la abertura interior de las ventanas oriental y occidental de una vara. 

Teniendo todo bien marcado sobre el suelo comenzaría el trabajo de abrir en la tierra el perímetro hasta dar con la roca o hasta una profundidad bien calculada para que el edificio tuviera una cimentación segura y pudiera sostenerse sin corrimientos perturbadores. Si se viera necesario, pues no en todos los edificios existen, se proyectarían los engrosamientos  de los muros, denominados contrafuertes exteriores, que paliaran el empuje de la cubierta. Estarían colocados con relación a la división interna o tramos del edificio, aguantando la fuerza realizada por los arcos fajones que descansan en semicolumnas adosadas a las paredes internas.


Explicación de la orientación de la iglesia con la herramienta que lleva el obispo.

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